miércoles, 25 de junio de 2008

la rubia de aquella tarde

las calles
se vistieron de madrugada
en plena tarde
todavía las niñas jugaban
en la arena de los parques
la luz del semáforo
parpadeó cuando pasaste
una corriente extraña
te levantó la falda
y tiñó tu pelo de rubio
como si Marilyn resucitara
andaba yo despistada
cosas de esta primavera
hivernada
traía flores en la solapa
y caramelos en las nalgas
todo era dulce en mi cuerpo
sabía más que nada
al aroma del silencio
busqué una nube en el cielo
y tropecé de pronto
con la caricia tibia
del palo de un ciego
perdone usted señorita
que traigo mucha prisa
toda la desorientación
de las dudas cayó en mi frente
y las migas del mantel
de la señora del cuarto
llovieron insidiosas
sobre los pétalos
del asfalto
siga a esa rubia
dijo el guardia
es sospechosa de amor
no correspondido
y yo pensé que bromeaba
hasta que te alcancé
en la puerta de tu casa
y el beso que me diste
era más una promesa
no cumplida
que un jugoso fruto
floreciendo en unos labios

desde entonces te envío
bombones de porcelana
y versos como balas de plata
pero tú no respondes nunca
aumentando tu figura
en el espacio del deseo
he pensado en pedirte
matrimonio pero las rubias
no se casan
con aspirantes a escribidoras
así que lo único que me queda
es respirar el perfume de tu ausencia
y esperar que el tiempo
que todo lo barre
reduzca a polvo
tu recuerdo

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