ante los ojos de la pantera
se abre la selva caliente
alrededor de la hoguera
la hechicera reza a su fuerza
vertebrar las heridas
lamerse los pensamientos
dulcificar hasta el espasmo
la libertad de la gacela
para luego caer sobre su lomo
morder su cuello
absorber su sangre
y que su cuerpo latiendo
atienda las plegarias
de mi hambre
de bestia para la bestia
la pantera camina satisfecha
la noche cae sobre sus garras
los restos de su presa
brillan entre sus fauces
no será la última
la hechicera ruge y retorna
a su forma de mujer fuego
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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