cuando veo el páramo
de mi recién estrenada
tristeza
pienso en regarlo
con las lágrimas
de mis uñas
y en podarlo con el pesar
de mis ojos
sé que es un espejismo
útil para no olvidar
que tengo diferentes paisajes
en la flora de mi estómago
canal de mis amores
y mis odios
en mañanas como ésta
sobrevivo al cansancio
de recordarme
que tengo mala mano
para regar las flores que planto
tendré que contratar a alguien
que vierta agua sobre
mis recelos y cave la tumba
de mis malos humores
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 1 mes
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