sombras en la tisana
espinas afiladas en los bordes de la cuchara
temores en los terrones de azúcar
y luego ese silencio que precede al sorbo
cuando nos miramos para decirnos
lo que antes no nos atrevíamos
puede que el bucle del sinsentido
nos engulla todavía
cuando el lúbrico té se acaba
pero su regusto nos descubre
palabras como bailarinas en una caja de música
son horas distintas
nos decimos
las del desayuno
las del té
es ahora que sabemos
que el sueño nos traerá un nuevo beso
a pesar de ser hijas
del complicado entramado
de las herencias que abren paraguas
en días de sol
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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