sábado, 18 de julio de 2009

As times goes by

Ya no me callo en las esquinas
ni en las encrucijadas
ni en los sueños que últimamente no recuerdo
pero que amanezco empapada del sudor que me redime.

No me cuentes tus películas
que si bla, bla, bla,
que si el amarillo o el azul.

Las cosas están ahí para su momento
y para ¿quién? se atreva a pagar el precio.

Pero apréndetelo bien, la entrada al cielo
siempre tiene que ser gratis y nunca pagarla,
y menos con el sucio dinero.

El dinero sólo es importante si al otro o a la otra
así se lo parece. Si no es así, sé generosa.
¿Para quién vas a guardar si el hombre hace todo lo que puede
por joderla una detrás de la otra y así hasta que revienta
y hace que revienten las demás? ¿Y los niños? ¿Y las niñas?

El viento choca contra la ventana cerrada.
Hoy es día de interior, de supervivencia tranquila,
de palabras encadenadas que se frenan ante el precipicio.

Y creo en la palabra, por supuesto, pero creo también en el gesto,
en la grandeza del silencio del que sabe escuchar,
y creo sobretodo que lo que hago y perjudica a otros
puedo ir modelándolo poco a poco. Y es que siego lenta espera
del trigo que crece y me siguen gustando las comodidades.

Asegurémonos de la cadena, que las argollas estén
unidas unas a otras sin ningún hueco, sin ningún vacío,
para que cuando llegue el día y te levantes con los alicates
de la verdad que te acompaña puedas hacerla pedazos
como se merece una buena cadena que sujetó cuando hizo falta
y se dejó romper cuando estaba de más.

Ahora saldré a la calle a fingir un poco,
a sentir el consumismo de mis tarjetas de plástico,
a mirar aquí y allá y a ver si encuentro unas cuantas carpetas
de colores para seguir ordenando y, sobretodo, a buscar
una nueva pluma para que mis libretas no sientan envidia
de este ciberespacio en el que me lanzo sin paracaídas
con la red roja de los panes y los peces imaginarios
a decir puños en el aire y verdades con granos de arena.

As times goes by.

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