Nada de lo que hacía
saciaba tu sed de amor
Te entregué lo mejor
vendí mis posesiones
mi piel mi palabra mi casa
Pero cuando sólo me quedaba
el alma me planté
¡hasta aquí podíamos llegar!
Y fue ese gesto el que
te enamoró de repente
pero ya era demasiado tarde
había visto tu esencia:
la insatisfación crónica
es un monstruo insaciable
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
-
Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario