martes, 23 de febrero de 2010

El perfume de entonces

Carta al paso del tiempo,
ahora que la vida va en serio:

Me dejo caer por el trineo
de la memoria
mientras desciendo por la ladera
nevada de sensaciones aletargadas.

Su rostro apenas ha variado en el tiempo,
es el rostro cuya mirada un día intuí.
Dice cosas que me son familiares,
podía haberlas dicho yo.

De pronto me doy cuenta
de que me he convertido en la sombra
de la luz que desprende.

Nadie sabe nada.
Claro, ella tampoco.
Y mejor. Descubrir que se es el negativo
de alguien obliga a hacer un ejercicio
de extirpación.

Así que desde el quirófano
donde un bisturí me ha dejado
sin la parte en que confundía
mi doble personalidad,
puedo decir que empiezo a rozar
la unidad de mi ser.

El recuerdo del amor no cumplido
es una cosa bien extraña.
Por eso mejor dejar la rosa seca
con su olor de ahora,
eliminar el perfume de entonces.

P/D. No lo niego, me gusta
seguir sus pasos en la distancia
anónima que me proporciona
la inconsciencia que todavía conservo.

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