como Machado,
una vez busqué a Dios en la niebla,
pero me cansé de beber bruma
y tragar emparedados de dudas
como Rimbaud la tempestad bendijo
mis desvelos marítimos
y tuve que tomar medidas
ante los torbellinos de agua
que pretendían ahogarme
en el delirio
como Juan Ramón mi sangre
quemó belleza y no era porque vivía
sino porque la fuerza oculta
de la luz se abría paso en canal
en una diana de pensamientos
imposibles de recuperar
como Peri Rossi
también he naufragado
y sobrevivido en una de sus playas
y eso es lo más humanamente
comprensible que puedo escribir
en este pensapoamiento
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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