La primavera nos despertó
al alba
nuestros cuerpos estrellados
se enlazaban entre sábanas
yo te miraba despierta
y veía a dios en sus entrañas
había tanta luz en tu pecho
que mi corazón se soñaba libre
Nunca nada me alarmó tanto
como la sombra de aquellos pasos
te abracé para que no te vieran
eran despiertos sedientos
Congelamos nuestros corazones
disfrazamos nuestro amor
y ellos pasaron de largo
Pero comprendí que brillar
tanto al alba sin que haya rastro
de oscuridad
no está a nuestro alcance
Llegó la mañana ardiente
y un suspiro nos durmió de nuevo
Tu eras bella
y yo te tocaba absorta
mientras escribía este poema
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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