Quitarse el parche
del ojo bueno
para poder ver,
si no al despertar
se regresa a los infinitos
dudosos donde el mar
no es más que la cárcel
del viejo Poseidón
y las sirenas
han envejecido
Reminiscencias de aquello
que hicimos cuando la sed
nos obnuvilaba el pensamiento
La tristeza será la resaca
de lo que tanto oleaje
predijo cuando nos creimos
corsarios inmunes
a la piratería del alma
Y ahora, aferrada a una tabla,
surco la supervivencia
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 1 mes
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