Lo malo de ser humilde
-verdaderamente humilde-
es que corres el riesgo
de caer en la soberbia
de la que hay que huir
como del diablo
Añadir que la gente humilde
-verdaderamente humilde-
rehuye el halago y esquiva el elogio,
pero no porque no crea que se lo merece
sino porque su sensibilidad
su capacidad de emocionarse es tan grande
tan inmensa tan gigante
que puede provocarle
aceleraciones desbocadas en el corazón
Sucede lo mismo con alguna gente
esencialmente borde y enojada,
detrás suyo puede esconderse un humilde,
aunque no siempre se trate de una máscara.
Hay cabrones y cabronas
que disfrutan jodiendo,
pero hoy no hablaba de esos.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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