miércoles, 5 de mayo de 2010

Poesía de la buena que tanta falta nos hace

Todavía no he aprendido a callarme
cuando me quedo sola,
pero el poeta García Montero
ya sabe hacerlo

Aún estoy aprendiendo a callarme
cuando estoy en compañía
a mantener el pico cerrado
con los secretos ajenos
porque nada de lo que digo
de mí misma me pertenece,
la Señora Martín Gaite
-lo diré las veces que haga falta-
canta 'una sólo tiene lo que puede dar'

El resto son maracas, mariachis enardecidos
por rancheras que cantan al amor brusco
y a los vasos rotos,
acordeones que no soporto en el metro
y que sin embargo me encantan en las canciones
de Julieta Venegas
o ese trompetista ayer, negro como el carbón,
negro como la luz, tocando 'my way' en el pasillo
del metro

La novia nunca se vestirá de amarillo,
otros beberán del limón y entre todos
haremos un mundo más habitable
y con menos muerte violentas

El cansancio nos rendirá
y nosotros nos presentaremos
ante el altísimo
el día del juicio final
para que nos de la paz
y la disolución eterna en el azul

Porque aunque tenga tantas manías,
las migas encima del mantel,
los cuadros torcidos,
la falta de simetría de las cosas,
los movimientos absurdos cuando me pongo nerviosa,
y tantas otras de las que no soy consciente,
la lluvia y su mirada siempre me acompañan

Con esto, de momento, es suficiente,
lo demás, poesía de la buena
que tanta falta nos hace

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