- Tengo tiempo para un último beso - dijiste
No dejaste ni una nota, ni una llave,
ni nada que no fuera tu ausencia
Desapareciste
Las mañanas son crudas
tienen forma de cuchilla afilada,
sobre todo recién me despierto
Por las tardes aún salgo a pasear
a ver si por casualidad
tu ausencia se confunde con la caída
del sol y puedo ser ganadora
Me cansé de perder, ¿sabes?
Una estupidez como otra cualquiera
Como ha llegado el verano
-te informo-
Barcelona es una sauna
y pensando pensando
me doy cuenta de que la única cosa
que podría enseñarte es a dejar de fumar,
y no me parece poco
Siempre has sabido más que yo
pero no me negarás
que puse mis cinco, ¡qué digo!
mis ocho sentidos
en la caída de tus párpados
en el cielo de tu paladar
y hasta en el corte de tu falda
He preñado páginas y páginas
y aunque te convoco, no vuelves.
Empiezo a pensar que te inventé
-¿acaso no inventamos el amor?-
Y lo hice tan bien que hasta tu cuerpo
se hizo sal y beso y caricia
y humo y estela de espuma que deja el barco
cuando se va a alta mar
Poco a poco
el sudor de julio borra
tu rostro, mis lágrimas
y hasta tu paraguas azul
que siempre te olvidabas
en casa
Ahora ni siquiera eres
y no es que no seas
es que te esfumaste
como un truco de magia
y ni siquiera te volviste paloma
o conejo o mujer partida en dos
mitades que al final se unen
Y ya todo va quedando atrás
irremediablemente
-es tiempo de móviles
no de cabinas telefónicas
que eran más románticas-
y yo sólo sabría enseñarte
a dejar de fumar
¿por qué habrías de volver?
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
-
Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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