Nunca hubo forma de llegar a ti,
aunque lo intenté.
Ni fuiste camino ni barraca
ni casa en la playa
ni bungalov en la arena
ni refugio en la montaña
ni cueva en el paleolítico
ni túnel de guerra bajo la tierra
sólo un árbol plantado en la carretera
que mi dislexia confundió con un ferrari
eléctrico
¡Dios tengo que ir pronto al oculista!
Y ahora que estamos separadas
y me doy cuenta de mi multioptía,
sencilla con vestido corto de primavera,
en la parada del bus de Plaça Catalunya
con mis gafas de verlo todo
busco en el tícket con el que soy legal
algún rastro de ti en los números
Está claro que ahora no es cuestión
de ópticas sino directamente de psiquiatras
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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