Escucha, ¿no oyes el batir
de alas de esa mariposa
que está naciendo?
Acaso imperceptible como mi amor
por tus piernas y tus brazos,
algo menos de tu boca y bastante
más de tu nariz que roza el viento
cada vez que toses
No vengo a cambiar las sábanas de tu casa
ni a barrer en las esquinas
los besos que te dejaste con alguna de tus amantes,
no mendigo los restos de tu cuerpo en la esponja
de tu bañera,
me basta con tu aliento cuando respiras
Todavía no te has dado cuenta de mi amor pequeño
diminuto ínfimo que te espera cada mañana
cuando adormecida picas el billete de metro
y te dejas una mirada involuntaria en las puertas
automáticas
A mi me basta con tu gesto antiguo
ése que diriges a tu mesa para ordenar
lo que siempre se desordena ante tu estar,
me basta con tu sonrisa de circunstancias
cuando aliviana por el momentáneo orden
me preguntas si me apetece una cafetera entera de café
y nos reímos de nuestra adicción matinal
Me basta con tu despedida y tu promesa nunca dicha
de volver al día siguiente a la misma silla
que aloja la redondez de tu culo y la recta de tu espalda
No me atrevo a exponer un te quiero profundo o ligero
que se lleve una jarra de tu agua lacrimal
he visto a otros y a otras declararse ante tus pupilas
y luego la caída de una de tus pestañas me ha causado un daño
irreparable en el ventrículo izquierdo que iba tan rápido
como un tren de ejecutivos
Me conformo con tan poco que tu existencia que es tanta
es demasiado para mi estómago comprimido
No sé cómo no te das cuenta,
tal vez ya lo sabes y a ti también te es suficiente
con esta amistad colateral que nos mantiene vivas en la grisura
porque tú mereces más, un pedestal, una luna, un sol que arda
en la noche sin quemarte sólo para darte luz en la penumbra
Me han dicho que este amor no es sano, no es bueno, que lo deje,
que lo abandone y tendré que hacerlo pero antes me gustaría
dibujar un corazón de tiza en la pared con tu nombre y el mío,
no sé si pedirte permiso o hacerlo en la clandestinidad de una pared
del centro de la ciudad
Todavía no te he olvidado y ya siento nostalgia
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
-
Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 1 mes
4 comentarios:
Hay....que bonito.
jejeje
¡Soberbia!
Muack.
Emma.
Tanks you, Emma!
Publicar un comentario