Hay una cama vacía
que te cuenta las vueltas
de mi cuerpo en la noche,
el desorden que llevo
de libros, platos y revistas.
Todo se mezcla en las letras
de mi escritos
incluidos los macarrones
de ayer al mediodía
y el calcetín que amaneció
desparejo.
Recortes de periódico
por abandonar, plásticos
en sus bolsas por bajar,
los medicamentos, los mandos
distancia, ¿para qué quieres
tantos? me preguntaste aquel
día cuando todavía te reías
y yo te dije, los canales,
los canales que ahora son tantos,
y tú, esfinge de pantalones tejanos,
me explicaste que la verdad
de la información está en tus ojos,
que no hay como tus piernas
envolviendo mi vientre,
ni nada más hermoso que tus manos
desperezándose por la mañana
mientras hago sitio al café
¿Qué sería de las mañanas
sin café? Y ante mí aparece
un socavón porque no sé vivir
las mañanas sin café como tampoco
sé vivir una casa sin desorden.
Y ahora que no estás,
no te creas, nadie más
que mi tacto y mi sonrisa
te echan de menos,
bueno, tal vez mi espalda
y mis pies inquietos;
si me aprietas, la imaginación
que te escribe este poema
para que sepas que duermo mal,
he vuelto a fumar
y a veces salgo a pasear
por la ciudad
cuando los gatos se reúnen
en las esquinas.
El resto es la rutina,
este desorden necesario
y la razón que te evita.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
4 comentarios:
¡Dios mio Paula que hermoso y bohemio!
Muack.
Emma.
¡Qué guay que te haya gustado, Emma! Gracias!
Intenso! Un texto ilustrado con una taza vacía. Un deseo, una nostalgia, una manera de decir que hay un espacio revuelto lleno de ausencia.
Muy lindo!!!!!!Muy.....
Gracias por pasar por aquí saltar del tren. Me alegro que te haya gustado! Un saludito!
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