Hay días para beber agua
y días para brindar con vino,
hay otros días en que la sed
se hace insoportable
y los oasis imposibles,
sólo son fruto de la imaginación
del beduino que nos guía
en el desierto maldito.
Es en esos días
cuando la arena se traba
en los dientes
y ralla hasta la esperanza,
se sale a la calle
en clara manifestación
de ahogo, escupiendo
los granos de arena
y soñando otra sed
más llevadera.
Sólo espero que el cielo
no prometa nubes de algodón
cuando la lluvia
se amaga en los soles
de invierno.
Es mejor comer arena
que esperar un maná
que no llega.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 1 mes
1 comentario:
Aqui ya no me interesa estar de huelga porque me han encantado estas palabras tan ciertas. Ese maná se resiste.
Besos wapa.
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