domingo, 19 de septiembre de 2010

Una nueva vida

Dile que he ordenado
toda la casa
y que ya no hay huecos
ni en mi cabeza.

Dile que ya no escribo
por las noches
y dejo que la luna
salga en la terraza
sin mirar a través
de los ventanales.

Dile que vivo de día
y duermo en la oscuridad
sin pesadillas
y sin cuerpos desnudos
que recorrer
en las horas ciegas.

Dile que ya sólo pinto
en acuarela figuras
sin rostro y que he borrado
todas sus huellas
de mis pinceles.

Dile que me afeito el alma
cada vez que tengo que salir
a bucear por las calles
de la ciudad.

Dile que Barcelona
me ama y yo le pertenezco
que somos amantes
fortuitas que nos asaltamos
en las esquinas furtivas
cuando duermen las hadas.

Dile que no he dejado el teatro
que necesito la mentira de la ficción
para que la verdad se parezca
más a lo que deseo.

Dile que todavía escucho a Aute
con su voz susurrante que me cuenta
que los milagros pueden suceder
siempre que se sepa distinguir
la sorpresa de la incertidumbre

Dile que la borra del café
de la mañana elimina su rastro
y me trae el futuro calzado
con otros zapatos de tacón
y una afilada lengua

Dile que ya no le digo
amor mío a nadie en la madrugada
y que mis palabras tal vez
han perdido la fuerza del sentimiento
pero han ganado la tranquilidad
de la confianza

Dile que los hijos que se perdieron
por el camino a veces aúllan
al alba en los tejados
pero les echo las migajas
de nuestro amor y se callan

Dile que ya no tiene sentido
que le escriba este poema
por ser estos versos
no sólo los últimos que le dedico
sino los primeros de mi nueva vida.