Atrás quedan algunos poemas de amor,
o mejor de desamor,
algunas esperanzas de agua
convertidas en nubes esponjosas,
unas cuantas cartas de cuando
utilizaba la pluma de la abuela,
quizás un dietario que se trasladó
al ordenador por otros menesteres,
y un poco de comida en un plato
Y aquí sentada frente a la soledad,
tuteándola con confianza,
me arriesgo a preguntarle
si en este estado de aislamiento
consigue un poco de paz.
Ella me mira directamente
a los ojos y con su mirada
ya responde.
Pero aún así añade:
'sólo es cuestión de tiempo'
Me levanto y su sombra
me acompaña.
No estoy sola
del todo,
pero la tengo a ella.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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