domingo, 17 de octubre de 2010

A la mierda

Tú, que andas en nula compañía,
que escuchas boleros de noche y de día
y sueñas en islas desiertas
donde bebes absenta y recitas poemas.

Tú, que te levantas con resaca
de todo lo bebido en los sueños,
y tus ojeras te preceden
antes que tus tarjetas de visita.

Tú, que te da igual lo que piensen
hombres, maleantes y mujeres,
y no quieres ni oír hablar
de citas con la alta burguesía.

Tú, que comienzas con la misma palabra
todas tus frases y dictas déjame en paz
a cada paso que das y ya nada humano
te motiva como antaño.

Tú, que te crees a vuelta de todo
y ni te peinas antes de salir de casa
y te gusta que te vean tal y como eres
después del desgaste de tus pesadillas

Tú, que ya ni el amor ni el deseo
ni el contacto de unos buenos labios
te dicen nada más que la nieve
o el hielo de las montañas

Tú, que te quedas fría ante la esperanza
y todas tus andanzas y aventuras
te llevan por la calle de amargura
sabiendo lo que sabes de antemano

Tú, que te vas de copas con la muerte
tomas pastillas para no soñar
no te lavas ni en las esquinas
y no te gustan las fiestas de guardar.

Tú, despojo humano, cardo borriquero
con espinas como estalagtitas
qué esperas de la vida
si nada ya te fascina.

Tú, mujer sin cintura, árbol sin sombra,
que dejaste tu niña abandonada
y ya casi nada te asombra ni te espanta,
sólo espero que a la mierda te vayas.

2 comentarios:

din dijo...

Tiene tanta fuerza. Tanto dolor y rabia... Y la palabra es tan preciosa. Dan ganas de que llegue una estación de perdón y una sanación para lograr un renacimiento.

Lo he leído más de una vez. Me ha hecho pensar.

Laura Freijo Justo dijo...

Qué bonita eres, Din!