jueves, 14 de octubre de 2010

Una paloma

Debía ser otoño la época
en que lancé una paloma
a volar por mi imaginación.

Obtuve tan poca respuesta
que creí que soñé
su trayectoria y hasta
la jaula donde una bella
mujer la encarceló.

Me preocupé de comprar
un telescopio que siguió
su rastro en plena noche,
entre estrellas y polvo galáctico.

Nunca supe, la verdad, si escribí
un mensaje o si la envié en calidad
de representante de mi deseo.

Tal vez lo olvidé todo
cuando la vi picoteando
en la mano de aquel niño moreno
que imitaba el batir de sus alas.

Ahora me gustaría recuperarla,
la pasa mal metida en esa jaula
pero no sé cómo decirle
a la hermosa mujer
que cuando quieres una paloma
mejor dejarla volar sola.

No me atrevo a llamar
a su puerta ni entrar
por las buenas, y me paso
el día llorando a mi paloma

Esta mañana le envié un anónimo:
'Señora bien hermosa,
llega el tiempo de dejar soñar
a los pájaros,
ábrale usted la jaula a mi paloma,
se lo ruego, deje que regrese
al cielo y picotee los restos
de esas migas que le dejan
los turistas en la plaza.
Lo digo por el bien de la paloma
y por esta tristeza que asoma'

Ahora espero con paciencia
al lado de la estatua
donde la encontré y me aferro
al sueño que tuve una vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya lo dijo el domingo Rosalía cuando cenábamos en su casa con Norma; Paula debería publicar ese arte que tiene. Opino lo mismo. Yo compraría tus libros.
Muack.
Emma.

Laura Freijo Justo dijo...

Ostras, qué bonitas palabras las tuyas y las de Rosalía. ¿Quién sabe? Cualquier día de estos lo intento. Muchas gracias!