y no sé yo del arte de navegar.
Es por esta ingenuidad mía
que se derraman olas de nombre
y reminiscencias de participio.
A saber cuándo alguien me dará permiso
y solo la puerta se abrirá en su justa medida
y en su justo momento.
Ahora no cabe más que esperar
que el color suba y la transparencia
rebaje el reflejo de los rayos lunares.
Sea entonces al menos el río
que da vida a los mares.
Sea pues el río.
Dibujo de Gertrudis Losada Alva.
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