he oído cantar
a los grillos
en las noches de verano
y alguna tarde oscura
me encontré una luciérnaga
al borde del camino
he caminado
poniendo los cinco sentidos
con mis piernas aladas
que saben más de volar
incluso que las aves
trashumantes
he cerrado los ojos
cuando la brisa
de la mañana
atravesaba el cristal
de mis crisis
para tildar de luz
palabras como esperanza
savia amor sangre
lo cierto
es que a ratos he vivido
por encima de mis posibilidades
como si fuera
una yegua sensorial
que en los verdes prados
se deja amar por la naturaleza
como si el pasado
no formara parte del futuro
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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