Dejé que tus manos
enhebraran en mi pelo
trenzas doradas de deseo
y cuando te fuiste
se rebelaron como hidras
contra el recuerdo
de todos tus besos.
Es lo malo de las promesas
que si no se cumplen
se convierten en cuchillos
asesinos que cortan en tiras
todo lo que debió pasar
y nunca sucedió
Por eso ahora mi corazón
te busca, para asesinar
tu nombre allá donde
la memoria se resiste
a eliminarlo
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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com...
Hace 2 meses
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