jueves, 3 de marzo de 2011

Bajemos al barro

Me comprometo con el infinito
abro mi centro hacia el origen
me veo por dentro y diferentes fuentes
brotan con chispas de futuro
no sé si tengo opción a ser
otra cosa que no sea esto que soy
y que no reconozco ni siquiera
en el espejo que me acuna cuando
me abro en canal y de mí sangra
el olvido para dar paso a la memoria
tal vez no sea suficiente con alternar
lo que soy ahora y lo que fui entonces
aprender a hacerlo me ha llevado
a vislumbrar luces nocturnas penumbras
de oscuridad que alguien quiso iluminar
con focos de fuego ardiente
la zozobra que me dictas no es sino
el motor que me lleva a saltar los obstáculos
materiales en que a veces se convierten
mis ideas liberadoras las rupturas con mi cárcel
y sin embargo sé que todavía no estoy preparada
aunque quisiera volver a brillar como lo hizo
quien fui en aquel tiempo donde o eras o no sobrevivías
porque había que ser salir afuera desafiar ascender
a las nubes que nos descubren la nueva lluvia
esa lluvia tan necesaria para renacer
porque eso es lo único que ahora me importa
lo único que ahora sé si renazco tendré una oportunidad
¿para qué? o no sé decirlo aún o alguien vela por mí
o puede que ese dolor que me dobla cuando estoy a punto
de conseguir la verdad sea la única razón
que me mantiene viva con esperanza del fruto del árbol
de la sabiduría esa rama de la lucidez
que todavía me es vedada y que tanto pudor me provoca
estoy desnuda ante el ser que me habita
y me preparo para cubrir mi cuerpo de las lágrimas
de dios que me purificarán cuando el mundo se abra
y la humanidad consiga creer que la bondad
sigue siendo el sol que nos alumbra
y la luna que mece las mareas
que rigen nuestros deseos
la púrpura del latir del corazón
que nos empuja al día siguiente
no hay alma sin ti
no hay ti sin alma
más yo sin ti no soy
y tú sin mi alma no tienes
¿qué nos podemos decir?
démonos la paz argumentemos
el puente que nos separa
enterraré la manzana
y de la tierra nacerá un árbol
un bosque se hará el verde
y la savia de todas las hojas
inundará el nacimiento más esperado
y una a una las almas irán desfilando
más el equilibrio está lejos
muy lejos y el mundo que vivimos
no hará belleza sin beber del agua revuelta
de los mares encrespados
nazcamos pues una vez más
como tantas veces hemos hecho
volvamos a vivir con los errores
levantemos la mirada y limpiémonos
el velo del paladar que elude el salvajismo
de la sed de sangre que tanto nos ha esclavizado
codiciemos la amistad como el entierro del odio
y aunque todo vuelva a ser gris y turbio
amemos lo máximo que podamos
a nuestros opuestos, a nuestros ángeles
a nuestros demonios
tendamos la mano a la furia para calmarla
asesinemos la perversión del pensamiento
regresemos a la inocencia
una y otra vez una y otra vez
y si muere convoquémosla aunque sea
desde el lúgubre rencor que a veces nos invade
mientras sentimos que no tenemos lo que nos merecemos
cosas mundanas nos obligan a ser más humanos que nunca
la ley de la escalera ejerce la presión de la ambición
ay, el alma, dónde la apretamos contra los barrotes
se desangra llorando contra nuestras voluntades
a qué luchar a qué seguir
a qué rezar
y aún así oremos pleguemos nuestros pecados
que ardan en la hoguera del perdón
vibremos tanto en el sótano de nuestras lágrimas
como en la cumbre de nuestro orgullo
nada es lo que parece
y cuando alcazamos las metas físicas de las cosas
no somos mejores ni más grandes
seguimos siendo más pequeños que un deseo
mas diminutos que una palabra susurrada
el silencio es el final
y hay que volver
que nadie lo dude
regresar al círculo de la humildad
que es ser hombre o mujer
la soberbia sólo es un duplicado
mal dibujado de la caja negra
de un avión estrellado contra el destino
no somos supervivientes
no somos vivientes
no somos muertos
no somos sonámbulos
no somos espíritus
sólo somos un soplo
de alguien que nos sueña
en el cansancio
bajemos pues al barro
y volvamos a crearnos

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