martes, 5 de julio de 2011

Tu dieta y mi deseo

Te doy este poema
aunque te alimentes
de carne, lengua y vísceras
porque es lo único que tengo
para darte en este bolsillo hoy,
algo enfermo.
Un puñado de palabras
que se mecen en el aire
y desaparecen en la niebla
de tus pensamientos, de mi reflejo,
un conjunto de soledades que malviven
en estas noches de insomnio

No es que no me importe
que mis poemas solo te sirvan
para un rincón del alma
-ya me gustaría que te excitaran
el cuerpo, la mirada, que te mojaran
el amor en deseo-
pero algo tengo que ofrecerte
porque es tanto lo que se queda
aquí dentro que claro,
como dijo el poeta
no cabe en estos versos.

Y sí, te bajaría la luna
si pudiera pero aunque un día
-lo prometo- lo vi posible
subirse a una escalera de hiedra
trepar por el cosmos,
capturar su luz y bajártela
en instantes imperecederos,
ahora sé, querida mía,
que desgraciadamente solo fue un sueño.

Aún así no me voy a ir de aquí
sin repetirme
-que es mi especialidad
cuando no consigo lo que ansío-
te doy este poema
a pesar de que tu dieta te impida
quererme con el apetito de un león
enamorado de una gacela libre
y de que mi deseo
no pueda bajarte la luna.

- Qué pena que solo fuera un sueño -

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