en la llama mercurial
te di un pedazo ensangrentado
de mi cerebro
para apagar tu sed de muerta
en vida
y ahora me encuentro
podada en el vértigo
de esta barandilla
donde la profundidad
de las aguas negras
es solo un lunar
breve
del mapa de mi patria
que me grita: ¡vente!
Pero por fuera
llevo gorra me pinto los labios
me he puesto un collar de fantasía
hago reuniones redacto documentos serios
río enseñando mucho los dientes
y reparto hostias de simpatía
como si hubiera tenido
que aprender el lenguaje
de los cangrejos
y el dolor fuera
el vestido reluciente
de la protagonista
de un anuncio de perfume caro
made in Paris, of course
Nadie sabe quiénes somos
ni de qué color es nuestra sangre
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