El hombre
ansía el poder
ostentoso
la mano en el mazo
y la conciencia
-según el crimen
se lo merezca-
jugando en el patio
con la inocencia.
Y el destino
es la hiel
en las manos
y las llagas
de la culpabilidad
desafiando
a la medicina
y la ciencia
pues cuando
una llaga
nace
solo ella
sabe el tiempo
que vivirá
en nuestro dolor,
dolor del hombre
viejo que arrastra
la historia.
El hombre
inútil ambicioso
no sabe del yunke
de su espíritu
ni de la liberación
de la palabra
puesta en las manos
a modo de saludo.
¡Ay, hombre burro
rebuzna en tu cuadra
y sueña con el consuelo
de tu dentadura!
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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com...
Hace 2 meses
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