Hay quien llora
por la muerte de las ideologías
y la asunción de los tecnócratas,
me temo que soy
condenadamente simple:
lloro por mí
por mi dolor
y el dolor de los míos
-que sois tantos-
pero cuando más disfruto
llorando
es cuando lloro
por una película.
Su mentira
es la más verdad
que yo conozco.
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