jueves, 1 de marzo de 2012

Tiempo y libertad

El mar se retuerce
de dolor mientras
el cielo se llueve
por las calles ocultas
del alma.
Es un estado latente
que nadie ve.
Feroz viaje
hacia la orilla
de la libertad.
Pero la libertad
está ahí,
rodeando
el espíritu
de la vida,
envolviendo
la luz del mañana,
rememorando
glorias y fracasos
del ayer,
esclavitudes
de siempre,
servidumbres
de ahora.
Clavaré mis uñas
en las fachadas
de los edificios
que construyen
el muro
de la realidad
para ir cayendo
poco a poco,
como desgarrando
una cortina
color sangre
en los límites
de un liceo
operístico.
Y tú,
amiga
y compañera,
oirás mi llamado
susurro junco
que se dobla
y se yergue
con el orgullo
de lo inquebrantable
pero con la sensibilidad
del amor confeso
a corazón abierto.
Solo importa eso.
Salir sin sufrir,
o sufrir solo
lo imprescindible
para saber
que la vida
duele y es así
como se hace
presente
en nuestra carne.
Sí, fiero viaje
el que emprendimos
al nacer
y que se agota
a medida de la música
que vierte un tiempo
solo inventado
por el hombre
para notar
menos el peso
de la soledad.
Tiempo y libertad,
no cejéis en vuestro
empeño de reivindicarnos.

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