I
Las musas anuncian
que la edad de la inocencia
toca a su fin;
y sin embargo
ahora todavía
debe resistir
pues solo
la inocencia y su fuente
son testimonios
de la esencia profunda
de lo que fuimos,
de lo que somos
y de los que serán en nuestra
continuación.
Sí, las musas anuncian
y es preciso escucharlas,
pero a veces
detener su galope
es un deber
para con nosotros
mismos.
II
Quizás visto el intervalo
entre el uno y el dos
sea preciso en este instante
dejar entrar los caballos
en el establo
y acariciarles las crines
mientras les susurramos
al oído cómo nos hemos vestido
de la inocencia que perdimos
y cómo nos hemos convertido
en este jinete desmontado.
Para volver a montar
hace falta valor y permiso
del caballo.
III
Las musas son fuentes
que hacen fluir el caudal.
Si estancamos el agua
crece el moho verde
y todo envejece
hasta la muerte.
En volandas para esta carrera,
a lomos de musa y caballo,
con coraje y sin fusta,
el cabello al viento
y los recuerdos en la cuadra
de las verdades.
IV
A galopar, a galopar.
Tras el galope llega siempre
el prado.
Luego del galope
se ve la chimenea humeante
de la casa.
V
Crecer es soportar
el peso de la verdad
sin destruirse.
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