ante la tortura y el horror
delaté el amor, la fraternidad
y todas aquellas cosas por las que un día luché
desde entonces me señalan con el dedo
¡mucha gente murió por tu culpa!
me gritan
¡traidora! ¡traidora! ¡traidora!
lo que no saben esas voces
es que la espina de hierro
lacera mi corazón con la agonía
del que se sabe muerto en vida
el día que las voces no me delaten
ese día todo dolerá más, si cabe
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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