jueves, 1 de julio de 2010

Un pudor del que carezco

Madrugar me concede más tiempo
para amarte
y si sale el sol
o llueve ya no importa.

Voy hasta el puerto
y me dedico a mirar los barquitos
alejarse en este mare nostrum
que nos vio cogidas de la mano
por primera vez,
pero sólo lo hago cuando llueve
el resto de días lo recuerdo.

Envejecer a tu lado sería
un triunfo
pero ya no me hago ilusiones
se han perdido tantas
en el gasoil de los barquitos
que mejor madrugar día a día

- Un ratito más -dices y te das media
vuelta y ahí te dejo
mientras hago el café, preparo
unas tostadas y me siento en el sofá
a mirar tras los ventanales de la terraza
como aumenta la luz al otro lado de las plantas

Si siempre fuera así, pienso,
este mundo zafio tendría sentido.

Luego me pongo a inseminar
hojas de papel que tampoco
perdurarán en el tiempo
pero que tanto da mientras
sirvan para hoy

El resto es historia del corazón
que diría Aleixandre
y nos pertenece a ti y a mí;
por una vez voy a hacer uso
de un pudor del que carezco

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