lunes, 15 de noviembre de 2010

Cosa de dos

¡Qué hermoso el amor
cuando es cosa de dos!

Estás ahí y casi no me lo creo

Me pellizco, me muerdes,
me abofeteo, me lames
y nos miramos al espejo
para constatar el número dos

Sólo el paso del tiempo
confirma el milagro
que pasa de la sorpresa
a la cotidianidad y de la cotidianidad
a la rutina y de la rutina
a las preguntas y de las preguntas
a las dudas y de las dudas
a las discusiones y de las discusiones
a los enfados y de los enfados
a las pequeñas separaciones y de las pequeñas separaciones
al replanteamiento de la relación y del replanteamiento de la relación
al desgaste del amor y del desgaste del amor
al adelgazamiento de los sentimientos y del adelgazamiento de los sentimientos
a la anorexia de las caricias y de la anorexia de las caricias
a la inexistencia del sexo y de la inexistencia del sexo
al ya no me quieres y del ya no me quieres
a las lágrimas de la conversación del adiós y de la conversación del adiós
al largo desierto del número uno y del largo desierto del número uno
a la ausencia de su cuerpo y su sonrisa y de la ausencia de su cuerpo y su sonrisa
a las botellas vacías y de las botellas vacías
a las sesiones de terapia y de las sesiones de terapia
a la sublimación 'nunca habrá nadie como ella' y de la sublimación 'nunca habrá nadie como ella'
a la indigesta soledad y de la indigesta soledad
al desorden de la casa y del desorden de la casa
a la recuperación del corazón

¡Y de nuevo vuelta a empezar!
Lo bueno del amor es que nunca se escarmienta

¡Qué hermoso el amor
cuando es cosa de dos!

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