De la tierra del dolor
nacen hermosas flores,
algunas con vocación
punzante, egregias, luces
sin sombra que ciegan
las miradas de los hombres;
pero también crecen
arbustos negros, tranquilos,
amantes de lo templado
y de la brasa en un gesto
reivindicativo de todo aquello
que es imperfecto, fugaz,
perecedero, absolutamente
necesario para seguir
viviendo
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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