sábado, 27 de noviembre de 2010

Sólo quise decirte eso

Dices que no tienes casa, ni zapatos,
ni dinero, ni estilo,
ni faldas, ni jerseys,
ni perfume, ni cerveza,
ni hombre
ni madre, ni cultura,
ni amigos, ni escuela,
ni amor, ni nombre
ni ticket, ni pase,
que no tienes Dios

Dices que tienes tu pelo, tu cabeza
tu cerebro, tus orejas
tus ojos, tu nariz
tu boca, tu sonrisa
tu lengua, tu barbilla,
tu cuello, tus tetas,
tu corazón, tu alma,
tu espalda, tu sexo,
tus brazos, tus manos,
tus dedos, tus piernas,
tus pies, tu dedo gordo,
tu hígado, tu sangre,

Dices que tienes tu vida, tu libertad
y nadie te las va a quitar

Y mientras te escucho a través
de esa preciosa canción,
de noche,
paradas en las esquina,
con la lluvia cayendo lenta
y fina sobre el coche
y el camión de la basura
haciéndonos sombra
para que no olvidemos
el latir de la ciudad,
me doy cuenta de que estoy viva,
y te miro a los ojos con la ironía
que me permite mantener una distancia
necesaria para no perder los papeles,
tú sonríes con la obviedad
de una coquetería premeditada,
y yo voy pensando,
para mis adentros
¡Paula, podrías
enamorarte, cuánta
belleza en el deseo!

Todo se queda suspendido
de ese beso que no llega
a hacerse cuerpo y saliva,
y qué bonitas esas mariposas
que revolotean agitadas
alrededor de una nube!

Y le quieres decir
que sí tienes casa,
que has recuperado la esperanza
que te queda alguna falda
que tus perfumes se renuevan
que un hombre no te hace falta
que tu madre es grande y tu cultura inquieta
que gozas de muchos amigos y tienes dos nombres
que has conseguido un pase para esa peli que vives
en ese momento
que Dios no te abandonó
que conservas un pelo espeso y una cabeza amueblada
que tienes ojos, nariz, boca
y una sonrisa muy loca
que también conservas la lengua para muchas cosas y
la barbilla, el cuello y unas tetas a veces erectas
que dentro tienes un corazón más enorme que un desierto
y un alma más gigante que tres mil versos
que tu espalda carga un pasado a veces un poco ciego
que tu sexo es de mis amores
que brazos, manos, dedos, piernas, pies, dedo gordo son mis compañeros
que tu hígado se deshizo de la rabia acumulada
que de tu sangre brotan poemas

Y que tengo mi vida, mi libertad
que siempre serán mías
y no tengo miedo
de que me las vayan a quitar
porque puedo compartir
y mantenerlas altas al mismo tiempo.

Sólo quise decirte eso.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

es una locura bien pensada y dicha. un gusto visitar tu espacio.
un abrazo

Laura Freijo Justo dijo...

Gracias, reltih por pasar por aquí y comentar