lunes, 10 de enero de 2011

Dame otra oportunidad

Ten en cuenta que duermo
y sueño y trabajo sobre papel
emociones, verbo y carne
y bebo café y pongo ya
pocas expectativas
en las cosas que hago y con
las personas con las que hablo,
en el fondo no se puede esperar
nada de lo ajeno, todo lo que venga
es un regalo, también siento
de tanto en tanto y me pinto
las uñas en momentos nerviosos
y leo para seguir imaginando
y todavía no he perdido
la esperanza de escribir
un día un libro y toso,
y estornudo, pero poco,
y me rasco la cabeza
para ver si salen ideas
nuevas, y visito el lavabo
para descargar penas,
y como mucho cuando estoy
alegre y se me cierra
el estómago cuando triste,
camino para despejarme
las madejas y sudo cuando
hago esfuerzos y cabalgo
por las playas con unicornios
alados cuando cierro los ojos
y de momento no tengo deudas
que ya es, y me afecta
mucho más el éxito que el fracaso,
¿será que me he acostumbrado?
y todavía no sé cuándo me moriré
pero espero hacerlo con tranquilidad,
para eso me preparo y tal vez un día
venga un amor, u otro, nunca se sabe,
y me impaciento y me acelero y me aletargo
y me estiro en el sofá y aprieto el mando
a distancia para cambiar los canales
y sí, me gusta hablar por teléfono
y alguna vez me enamoré de una voz
y siempre me conmueven las miradas
de los seres auténticos y honestos
y me defrauda la gente, claro,
pero poco, poco, y me desaniman
los políticos aunque todavía
no he inventado un sistema
alternativo, y me importan
más las personas que los animales
y la familia es lo primero
pero a veces mejor lejos, lejos,
y reflexiono demasiado sobre mí
misma, qué le vamos a hacer,
no soy tan importante y quisiera
ser un pez para tocar mi nariz
en tu pecera y hacer locuras
con arte dondequiera que seamos
dos y cojo a puñados la tierra
para sembrar mis dudas en la niebla
y tengo un par de secretos que saben
mis amigas y la violencia la remato
y aunque tú y yo ya no podamos ser
cuando fuimos qué bonito siendo,
y las camas siempre deshechas
y los platos bien fregados
y la ropa bien estirada en los tenderos
y nada de deseos raros y para la maldita
fiebre aspirinas de cariño y adoro
los preludios aunque me pongan del hígado
y las seducciones con altibajos y mejor
que me conduzcan en otoño y me regalen
hojas caídas y la poesía siempre con musa
y el final cuando venga y el alma
donde Dios quiera...

Ten en cuenta mi humanidad
y dame otra oportunidad

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