Después del amor
existe un desierto
de arena y gotas de sudor
y la sombra de la ausencia
de esa savia que nos hacía
únicos,
la memoria que poco a poco
se borra a medida que se avanza
y al final del sol abrasante y oscuro,
una población que ofrece
cobijo y unas manos anónimas
que acercan un cuenco de agua
pero luego hay que seguir
caminando y es otro tipo
de desierto el que se hace
con las riendas de nuestro pecho:
el desierto de la sed sin sed
Aprendes
que los desiertos
son el motivo y el amor
sólo el adorno
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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