miércoles, 2 de noviembre de 2011

Nowhere

Establecí que mi alma
se quedaría al cuidado
de mi casa
pero mi cuerpo
-cada día más ajeno-
viajaría más allá de los fértiles lagos.

Tardó mi cuerpo años en regresar
y no sabía mi alma si había sido sustituida
por otra y esto la angustiaba.

Pero una mañana de noviembre
una sombra parecida a lo que había sido
mi cuerpo
se arrastraba marchito
pidiendo agua.

Tardó varios días en decir palabra
y cuando finalmente lo hizo
hubo que sujetarlo
por los hombros.

Nowhere, pronunció.
Nowhere, repitió.

Y echándose en mis brazos
prometió quedarse para siemrpe.

Desde entonces toda mi descendencia
sabe que para caminar
por el futuro
la unión de alma y cuerpo
es la pasión que  nos hace
estar vivos.

Aunque no exista más país
que ese al que llaman Nowhere.

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