Tal vez el mundo no exista
más allá de esta Barcelona anual
y la estival Galicia
y todo sea un sueño eterno.
Ya lo decía mi abuela:
somos hijos de los muertos.
Inmóvil dentro de una pócima
química, nunca iré a ninguna parte.
No, tampoco Nueva Zelanda
existe.
ORIGEN y DESTINO del libro Tenemos que hablar y otros cuentos sentimentales
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Las primeras salidas nocturnas por el ambiente las hice tarde. Primero me
enamoré con veintidós años de alguien que no pudo o no quiso corresponderme
com...
Hace 2 meses
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