viernes, 9 de diciembre de 2011

La última palabra sagrada


Hija del exilio
y la mirada velada de mi madre
hermana de un músico encendido
hijastra de un padre siempre padrastro
camino hacia ti
en círculos horadados
por el vacío
me dejo llevar por la semilla
del tiempo no aprehendido
y hace frío aquí dentro
cuando el cansancio gacela
prende en el alma
y los vagabundos del destino
frotamos nuestras manos
de guantes de escarcha

La ausencia de patria
es nuestra llama
y el himno del silencio
nuestra proclama

Más allá de la sequedad
de esa idea de ti, de tú, de la otra,
de esa humanidad anhelada
que brilla todavía en la esperanza
de nuestros cuerpos espantapájaros
y nuestra alma mil veces resucitada

Ni las piedras
las trampas
las fieras
la sangre derramada
los versos muertos en cada escapada
los secuestros
la tortura de la experiencia
que en las noches heladas aún bala
el amarillo de la amargura
los múltiples desencuentros
la maquinaria oscura de la tentación
los pecados enfangados de nuestra miseria
la absoluta herida que no cicatriza
ni a fuerza de ungüento del tiempo
que todo lo cura menos la locura
la luz que un día cegó nuestra mirada inocente
la química que paraliza la entrada a la guarida de la libertad divina
el mantra con el que sobrevivimos al desierto de amor humano

NADA
NADA
NADA
nos frena en nuestro cansino andar
hacia la corriente de agua
que mana clara
de la lengua de tu alma
del despertar de Dios en la mañana
de la palabra aún no nacida
que nos sigue alumbrando
cuando la soledad ataca
y no se vislumbra ni un rayito
de la generosidad de tus lágrimas

Hija del olvido
y el vientre hueco de mi madre
hermana de mi hermano más lejano que el deseo
hijastra de un padre siempre demasiado humano
camino hacia ti
entonando este canto
a todas horas
a todo momento
para ahuyentar el lobo
insaciable de este tormento
que se llama ausencia
y tiene el perfil
del sarcófago que custodia
la última palabra sagrada.

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