el chorro inicial del enamoramiento
me hace volar demasiado alto
y no me asegura un buen aterrizaje
-más bien suele ser forzoso-
el amor es tan corto...
y el desamor tan ávido
de corazón sangrante...
La felicidad descubrimos
tarde
que no existe o es una isla
desviada de los mapas,
o peor aún,
algunos la confunden
con el avión supersónico
de la eufória.
La libertad, queja eterna
y destino inalcanzable,
parece más bien
un local de ensayo,
la fraternidad
'com si com sa'
le doy una oportunidad
aunque fracase cantidá
y la igualdad,
¿qué os voy a decir
de la igualdad
que no sepáis ya?
No solo es que no exista
sino que igual
solo es tu reflejo
en el espejo
y eso si no te has
drogado.
¿Dios?
Pobre ser,
todo se lo cargamos
aún cuando tenemos
tantas dudas
sobre su postura
en el universo,
con respecto a nosotros
y su poder omnipotente
suponiendo
que Dios es todo
todo está en todos
y todos somos Dios,
por decir algo
Y no sigo,
porque con la edad
la experiencia
-que es una señora
cuya paciencia
es infinita
y que si la llamas
te responde
en plan teleoperadora
pasada de vueltas
y esencialista
como ella sola
en la descripción
de sus saberes-
te demuestra
que los grandes
temas de la humanidad
se desvanecen
como señales
de humo
entre colina
y colina.
De la guerra
no quiero
hablar.
Siendo Marte
su representante
no es de extrañar
que tras la destrucción
nos haya dejado
una pista enorme
sobre qué planeta
debemos invadir
próximamente
para sobrevivir.
¡Ah, la supervivencia!
Última de la clase
que con el tiempo
supera a todos
y se erige
en la única
líder posible.
Finito.
O infinito.
You choose.
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