Debemos estar preparados para renunciar
a la vida que habíamos deseado
para poder vivir la vida que nos espera.
Josef Campbell
Quizás no amo tanto
ni a nada ni a nadie.
Quizás es solo un viento
gélido que perpetra el recuerdo
de la que fue un ser
embargado constantemente
por la pasión del arte.
Ahora, caídos los velos
de las pestañas,
las vendas del alma
y ventilados
los refugios del instinto,
solo se me ocurre esperar
la llegada de la noche
al cobijo de una manta;
con la mirada tibia
por haber creído un día
que todo era posible.
Aun así, esa luz sirvió.
Entonces, cuando la intemperie
era un lugar romántico.
Propicio para el derrame
de besos, versos y nostalgias.
Pero sí, siempre, por favor,
que se alce el telón
tantas veces como sea
necesario.
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