Esta mañana me nació
un poema con dientes
de vampiro y fue mordiendo
todas las palabras
hasta dejarlas secas
de sentido
Y cuando ya nada
podía salvarlas
de la extinción
alguien dijo:
¡a mí me queda una!
La voz desapareció
entre los cuerpos
que la tapaban
Todavía quedaban
seres humanos
dispuestos
a luchar por la vida
de la última palabra
en la tierra
Eso me emocionó
y me cayó una lágrima
después de miles de años
de esterilidad
A I T A N A
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Somos de la misma generación. Como escribí en La soledad de una isla (Entre
el cuarto oscuro y la utopía queer), de la generación de Los Ángeles de
Charlie...
Hace 5 meses
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